Panamá es un país hermoso con paisajes exuberantes y playas por doquier, además de una gente amable y trabajadora que lucha cada día por sacar adelante al país. Sin embargo, como en cualquier nación, también ha habido escándalos, principalmente relacionados con la corrupción de los políticos que han gobernado el territorio. Pero lo que nadie podría haber imaginado es que una masacre perpetrada por una secta religiosa se convertiría en el escándalo más impactante de los últimos tiempos.
Los hechos
El 12 de enero de este año, tres ciudadanos (dos mujeres y un hombre) llegaron a un hospital con graves lesiones en diferentes partes del cuerpo, causadas por golpes, objetos punzocortantes y quemaduras, incluso dentro de la boca. Relataron haber escapado de una zona muy apartada en la comarca Ngäbe Buglé, provincia de Bocas del Toro, donde una secta autodenominada “Iglesia La Luz de Dios” los mantenía encerrados y los torturaba constantemente, bajo el pretexto de que debían expulsar los demonios que los poseían.
Inmediatamente, las autoridades se dirigieron al lugar indicado y descubrieron que 15 personas estaban siendo retenidas contra su voluntad por los miembros de la secta. Estas personas fueron rescatadas y llevadas a recibir atención médica. Además, se detuvieron a 9 personas acusadas de cometer estos actos atroces.
La crueldad de los miembros de la secta
Los miembros de la secta no se detenían ante nada para conseguir sus objetivos. Quienes se oponían a ser exorcizados pagaban caro con su vida, siendo golpeados, quemados y lastimados con machetes. La mayoría de las víctimas eran niños, quienes fueron asesinados brutalmente y posteriormente enterrados en una fosa común cerca de la supuesta iglesia. El hijo del fundador, quien decía ser profeta, era el que decidía quiénes debían ser sometidos al cruel sufrimiento. Él afirmaba que Dios le había hablado y comenzaba la cacería.
Las víctimas eran llevadas a habitaciones oscuras donde eran sometidas a rituales espeluznantes, como la ingesta de sangre y otros fluidos corporales. Los niños eran los más vulnerables, y muchos de ellos murieron a manos de los miembros de la secta. La policía encontró un gran número de cuerpos de niños enterrados en la propiedad de la secta, lo que sugiere que la masacre fue mucho peor de lo que se pensaba inicialmente. Los miembros de la secta han sido arrestados y enfrentan cargos por asesinato y otros delitos graves. Este trágico evento ha conmocionado a todo el país y ha puesto en duda la seguridad de las comunidades rurales en Panamá.
Las investigaciones de lecta y los hechos, continúan
Tras el descubrimiento de la masacre, las autoridades iniciaron una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos. Se descubrió que la secta había estado operando desde hace varios años, y se estima que hay muchas más víctimas que aún no han sido encontradas. También se descubrió que la secta tenía propiedades en varias partes del país, donde llevaban a cabo rituales oscuros y torturaban a sus seguidores.
Las autoridades arrestaron a los líderes de la secta, incluyendo al fundador y a su hijo, quienes han sido acusados de múltiples cargos, entre ellos asesinato, secuestro y tortura. Se espera que sean juzgados y sentenciados por sus acciones atroces. Los miembros de la secta enfrentan una pena de hasta 50 años por la masacre perpetrada.
El impacto en la sociedad panameña tras la macabra secta
La masacre ha conmocionado a la sociedad panameña y ha generado una gran indignación en todo el país. Muchas personas se han unido para expresar su repudio a la violencia perpetrada por la secta y para exigir que se haga justicia para las víctimas.
Además, ha generado una discusión sobre la importancia de la regulación y supervisión de las organizaciones religiosas en el país. Muchas personas creen que es necesario establecer medidas para evitar que organizaciones como esta operen sin control y abusen de sus seguidores.
La masacre perpetrada por la secta “La Luz de Dios” ha sido uno de los escándalos más impactantes en la historia reciente de Panamá. Aunque ha causado un gran dolor y tristeza en la sociedad, también ha generado una movilización social para luchar contra la violencia y exigir justicia.
