Diogo Alves: El asesino en serie portugués y su cabeza conservada

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Diogo Alves fue un temible asesino en serie portugués del siglo XIX que aterrorizó a la ciudad de Lisboa. Fue conocido por su sadismo y crueldad, y se dice que mató a más de 70 personas empujándolas desde el puente de Barcas, uno de los más antiguos y famosos de la ciudad. Pero su historia no termina con su ejecución, ya que su cabeza fue conservada en un frasco durante más de un siglo. En este artículo, exploraremos en detalle la historia de Diogo Alves y su infame cabeza conservada.

La historia de Diogo Alves

Diogo Alves
Diogo Alves en 1840

Diogo Alves nació en la región de Galicia, en el norte de España, a principios del siglo XIX. Poco se sabe sobre su infancia y juventud, pero se sabe que se trasladó a Lisboa en busca de trabajo y oportunidades.

En Lisboa, Alves comenzó a trabajar como ladrón y asaltante. Pero pronto encontró un nuevo pasatiempo: empujar a la gente desde el puente de Barcas, que en ese momento era el único puente que conectaba las dos orillas del río Tajo. Alves descubrió que podía cometer sus crímenes sin ser detectado, ya que los cuerpos se perdían en el río y nunca eran encontrados.

Pero a medida que el número de muertes aumentaba, las autoridades comenzaron a sospechar y se inició una investigación. Finalmente, Alves fue capturado y condenado a muerte en 1841.

Crimenes y asesinatos

Diogo Alves
Retrato de Diego Alves

Diogo Alves es conocido por sus terribles crímenes en el puente de Alcántara, en Lisboa, Portugal. Se dice que su modus operandi era abordar a sus víctimas en el puente, robarles y luego empujarlas al río Tajo, donde se ahogarían. Muchas de las víctimas de Alves eran peregrinos que viajaban por el puente camino de Santiago de Compostela.

Se cree que Alves actuó en solitario durante la mayoría de sus crímenes, pero en 1836, se unió a una pandilla de ladrones que operaba en la zona. Juntos, robaron y asesinaron a varias personas en el puente de Alcántara y en otros lugares de Lisboa.

Uno de los crímenes más brutales cometidos por Alves fue el asesinato de una madre y su hija en su propia casa. Alves había sido contratado por el padre de familia para hacer algunos trabajos en la casa, pero en lugar de eso, mató a la madre y a la hija y robó la casa. El padre descubrió los cuerpos de sus seres queridos cuando regresó a casa esa noche.

Otro de los crímenes que se le atribuyen a Alves es el robo y asesinato de un sacerdote en un monasterio cercano a Lisboa. Alves y su pandilla habían oído hablar de la gran cantidad de dinero que el sacerdote tenía en el monasterio, por lo que decidieron robarlo. El sacerdote intentó resistirse y Alves lo mató.

Acueducto Águas Livres, Lisboa

La cabeza conservada de Diogo Alves

Después de su ejecución, el cuerpo de Diogo Alves fue enterrado en el cementerio de Prazeres, en Lisboa. Pero su cabeza fue cortada y conservada en un frasco con formol. La cabeza fue entregada al médico forense de la época, quien la utilizó para estudiar la anatomía del cerebro y la cabeza humana.

La cabeza de Alves se convirtió en una atracción popular, y se dice que se exhibió en varios lugares de Lisboa durante más de un siglo. Finalmente, en la década de 1990, la cabeza fue trasladada al Museo Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, donde sigue siendo una de las principales atracciones del museo.

Diogo Alves, cabeza conservada
La cabeza en formol de Diogo Alves que se conserva en la facultad de Medicina de Lisboa.

El legado de Diogo Alves

Diogo Alves sigue siendo uno de los asesinos en serie más famosos de Portugal, y su historia ha inspirado varias obras de ficción y documentales. Su cabeza conservada es una de las curiosidades más inquietantes de Lisboa, y atrae a miles de visitantes cada año.

Pero la historia de Diogo Alves también es una advertencia sobre la violencia y el sadismo humanos. Sus crímenes causaron miedo y dolor en la ciudad de Lisboa durante años, y su nombre todavía evoca horror y repulsión en la actualidad.

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